Blanco Nuclear

Me quemé en la nieve


Me hizo bastante efecto el paracetamol, el café y el indebido cigarro fumado y son cosas de esas que no tienes que pararte a pensar, a pesar de estar delante de la azotea de mi casa calentico y medio resfriado, tenia que salir fuera a ver como estaba Úbeda igual que una novia delante del altar . Y no cavilo y me da igual que se me escarche los tirabuzones por la nieve, que se me congelen los pies porque me guste ir siempre en bambas o que mi madre luego tenga que pasarle un cepillo a la trenca, solo con que me diga Miguel por el Tuenti “garbanzo que marcha me llevas” y que diez minutos después suene en el domo con un 953 de prefijo provincial y un 75 de prefijo local para que el Desi me diga que un en un cuarto de hora está en la puerta de mi casa.
Fue bonita por la bajada por la venta Juanillo hasta llegar a la cruz de hierro y ver que no estaban sentados todos los rastas, modernitos o mis primos en el los cojines blancos de la tete.
Es una pena que por su santo voto de clausura las monjas de las carmelitas no sean capaces de asomarse por las rejas de su preciado convento, no entiendo porque no cambiaron el día del corpus christi (día que se dejan medio entrever por los barrotes), porque esa tarde la nieve era más blanca y pura que cualquier santísimo sacramento y conforme terminas de recorrer la calle Montiel, te alegras por ver como los niños siguen jugando en el Paseo del "Mercao”, esta vez intentado construir una bola de nieve más grande que cualquier campana de San Pablo, y te quedas igual o más helado que los Ángeles que custodian a San Juan de la Cruz, por una vez son cien mil veces más místicos que el mismísimo santo.
Y se seca el balcón de mi abuela de la calle la cárcel y no porque la nieve congele todas la plantas, porque hace ya tiempo que mi madre y mi tía se repartieron sus macetas, pero me dio menos pena cuando vi que todavía esta la plaza de Santa María enjaulada y no porque los atlantes no puedan despegar por miedo a toda la nieve, sino porque las obras en Úbeda parece que siempre van para largo.
Pero fue aún más bonito terminar la tarde (no sin antes asomarme al alcázar) de blanco por completo en la puerta de grana, viendo como el “Pipita” Higuaín hacía el primero y le daba el segundo al “Pirata” Granero para que fusilase a Aguate.